La naturaleza se imita a si misma. Las personas son como las uvas, unas siempre rectas siguen su propósito siendo usadas como tal; otras son olvidadas perdiéndose hasta descomponerse y morir; algunas exceden el punto de vuelta convirtiendosé en vinagre, útil pero dejando algo más que desear y otras tocan el punto exacto para llegar a ser un exquisito vino aunque se debe reconocer que hay de vinos a vinos.
La vida imita a la vida y la sociedad se refleja en la cocina.
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